Luz en el abismo

El dolor me carcome por dentro, como si de una cierra se tratara mi interior es desgarrado, fracturado, torturado, con heridas profundas incurables, llenas de tristeza y furia, impotencia, tan oscuras como una noche sin Luna en medio del bosque. Las lágrimas corren por mis mejillas, como cabezas de agua en un río, como el oleaje de la marea en la arena, el líquido salado lava mis mejillas por horas y horas, hasta que se encuentran sin fuerzas para seguir, cansadas de tanto correr y se detienen, dejando un camino marcado, mi boca se ha acostumbrado al sabor de aquel líquido que refleja mi tristeza, una tristeza tan profunda como el tártaro en el inframundo, tan fuerte como el calor del centro del Sol.

A veces me pregunto "¿Por qué yo?" "¿Por qué no otro?", no merezco este sufrimiento, yo no lo deseo, no lo quiero, con todas mis fuerzas pido que se vaya... Pero no... Sigue allí, atormentándome y creciendo día con día, debilitando mi alma, mi espíritu, haciendo menguar mis ya escasas fuerzas, me siento como un naufrago perdido en el desierto, pero no tengo calor... No, tengo frío, frío de tristeza, frío de falta de amor, frío de dolor, frío de soledad... La desesperación inunda mi mente, tal es el océano de ella que no puedo respirar, no puedo estar tranquila, ya no hay nadie en quién confiar, las mundanas criaturas andantes solo dan más sufrimiento y rencor, venganza y dolor, no saben hablar, no saben querer, no saben amar, no saben comprender, solo incrementan mi diario sufrimiento día con día.

Tengo mis ojos perdidos en la oscuridad, en la oscuridad que parece no tener fin, aquella en la que estoy sumergida desde hace tanto tiempo, cada vez pierdo más fuerzas, pierdo la visibilidad, mi mente se esta cegando, pronto no veré nada, no veré nada más que mis recuerdos y pensamientos de mi amarga vida, recuerdos que solo me causarán más dolor y que me sumirán en un sufrimiento eterno...

Mis fuentes de energía y alegría han desaparecido casi por completo, ya no hay nada en que me pueda apoyar, la vida se ha terminado para mí...

Poco a poco veo un diminuta luz que se acerca, un destello brilla más y más intenso, como si fuera un tren en plena media noche. Puedo verlo... es una luz de esperanza, tal ves no esté sola, no, no lo estaré más. ¿Verdad? Alguien nuevo me acompaña, no me dejará sola, no estaré sola nunca más... No. Siento como mis fuerzas se renuevan, tengo que luchar para mantener viva esa luz de esperanza, esa pequeña luz que me puede sacar de mi abismo de tristeza. No dormiré eternamente en la oscuridad, ahora tengo una guía, un objetivo, ahora tengo algo que me apoyará día con día y con el que seguiré luchando.

Esos tormentosos días me siguen atacando, vienen nuevos retos, uno tras otro, tratando de acabar con mis fuerzas nuevamente. Pero no me puedo dejar vencer otra vez, debo luchar, luchar seguir luchando hasta salir por completo de esta oscuridad letal, nada me detendrá mientras siga allí conmigo aquella luz, aquellas luciérnagas que me iluminan mi paso a donde quiera que vaya, no me dejarán sola, lo sé, pero debo cuidarlas, cuidarlas con todo mi corazón porque yo las amo y no quiero perderlas, si las pierdo será mi fin, el sufrimiento me volverá a inundar, las fuerzas se irán de mi, mi coraje y valentía se esfumaran tan rápido como aparecieron... Pero eso no pasará, por que tu no me dejarás...

¿Verdad...?